Neuroeducación: Cómo aplicar la ciencia del cerebro en la pedagogía

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La neurociencia es una rama de la medicina que tiene como principal objetivo entender el funcionamiento del sistema nervioso, y la manera en que este se encarga de producir y regular los pensamientos, las emociones, conductas y otras funciones corporales básicas.

Justo por la conexión que tiene con el estudio del cerebro es que se ha venido popularizando la idea de utilizar las enseñanzas de la neurociencia para fomentar el desarrollo intelectual de los niños, optimizando los procesos de enseñanza y aprendizaje, dando lugar a clases mucho más dinámicas y satisfactorias. Además de ser un tipo de enseñanza que puede traer más beneficios y ser más productivo para personas con trastornos que dificultan su aprendizaje.

 

Cómo usar la neurociencia en la pedagogía

Por supuesto, el primer paso para emplear técnicas de neurociencia en un área pedagógica es fundamental tener conocimientos sobre esta medicina, de forma que los cambios que se realicen al dar clases tengan un significado y no se limiten únicamente a juegos pedagógicos.

Si bien, no es necesario tener una maestría en neurociencia, el profesor si necesita tener conocimientos más allá de los básicos para poder armar sus clases con estos. A continuación, vamos a hablar de algunos principios donde conectan la neurociencia con la enseñanza, y cómo se pueden armas clases enteras a partir de dicha relación:

 

Despertar la atención del alumnado

Según varios estudios, la emoción sirve como un motor de aprendizaje que permite a las personas recordar las cosas mucho más fácilmente que si se repitiera lo mismo una y otra vez. Sabiendo esto, los docentes pueden utilizar sus clases para crear intervenciones cada intervalo de tiempo que mantenga la atención de sus estudiantes sobre ellos, puede ser a través de preguntas con recompensas, la inclusión de material audiovisual, pequeños juegos, acertijos, anécdotas graciosas, etc.

Igualmente, se recomienda ser esporádico con cada intervención que se cree, de manera que no se cree una rutina muy marcada que, igualmente, termina desviando la atención del estudiante cada cierto tiempo. Como la neurociencia sostiene que la mayoría de personas concentra su atención durante 45 minutos, se recomienda entonces crear, como mínimo, una intevención antes de acabar este ciclo.

Aprovechar las áreas para activar procesos cognitivos

La integración de actividades artísticas en la enseñanza de clases es algo que ha demostrado tener varios beneficios en el alumno, como el alivio de estrés, la mejora de la ansiedad, y el aumento de una concentración. Por eso mismo, los profesores que quieran practicar la neurociencia en la pedagogía deberían buscar cómo integrar cosas como la música, las artes plásticas, el ajedrez, teatro, etc.

Algunas tácticas podrian ser colocar un cierto tiempo de música mientras se dan explicaciones, juegos de rol para ejemplificar la clase, o la muestra de obras de arte para explicar algún proceso científico pueden servir para cumplir con este objetivo, ayudando no solo a favorecer el aprendizaje de los jóvenes, sino promover un pensamiento creativo que los ayude a largo plazo en su cotidianidad.

Motivar

De forma básica, la neurociencia explica cómo un alumno puede aprender más rápido y mejor si se siente motivado. Para esto, es que se debería buscar crear un proceso que premie el esfuerzo donde vayan consiguiendo pequeños logros hasta lograr metas intermedias pero alcanzables, que van subiendo paulatinamente de dificultad.

Es elemental que el propio alumno sea quién logre ver el avance que ha creado y no colocar desafíos que sean retadores a un punto que lleguen a la frustración para tener éxito con este método. Por lo tanto, hay que tener en cuenta el valor que tiene la recompensa intrínseca, y los estímulos que activan determinadas zonas del cerebro para crear clases donde los estudiantes vayan obteniendo pequeños logros a medida que aprenden.

Aprender haciendo

Conocido mejor como “Learn by doing”, se podría considerar a este el método neuroeducativo más conocido de todos. Pues, se refiere especialmente a la inclusión de juegos pedagógicos en el medio de la clase para que los estudiantes puedan experimentar por sí mismo lo que están aprendiendo, aumentando las posibilidades de retener la información.

Esta práctica de aprendizaje resulta bastante útil, ya que desarrollando las destrezas y habilidades de una persona, se estimulan mayores canales sensitivos, lo cual, a su vez, ayuda a trabajar mejor el cerebro, lo que se traduce como un mejor aprendizaje para cualquiera.

Aprendizaje por imitación

El cerebro es un órgano social, justo como los humanos en sí, que aprende de otros y con otros. Por esto, realizar proyectos que estimulen la cooperación entre alumnos y la propia participación de un estudiante es algo que puede lograr que las personas aprendan con mayor facilidad un tema al buscar imitar a otras personas, siendo una táctica conocida comúnmente como el “aprendizaje por imitación”.

Esto se puede lograr a través de la creación de pequeños grupos de charla para que discutan sobre cierto tema, iniciar una ronda de preguntas y respuestas, y, en general, la creación de un espacio de diálogo abierto que haga que todos puedan dar su propia opinión, logrando así, también, ver distintos ángulos de una misma situación.

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